Hemos asistido a un episodio que aparentaba ser la antesala de una posible nueva crisis del sistema bancario, primero en EEUU (caída de los bancos Silicon Valley Bank, Signature y First Republic y aprobación de un plan de emergencia ) y después en Europa ( problemas en el Credit Suisse e intervención del Banco Central Suizo para su rescate)

Tanto la Reserva Federal como el Banco Central Europeo han aprendido mucho de la crisis financiera de 2008 y han llegado a la conclusión que una intervención temprana garantizando los depósitos ( estén o no incluidos en el límite del Fondo de Garantía ) para apagar la mecha encendida de la contaminación bancaria es lo más eficiente a largo plazo. Eso sí, una vez solucionados los problemas, habrá tiempo para la esteril discusión dialéctica de los “dilemas morales” por capitalizar el beneficio y socializar las pérdidas . Es posible que la mayor parte de estas pérdidas además las termine asumiendo el resto del sistema bancario en base a mecanismos como la obligada contribución al Fondo de Garantía de depósitos.

«Haremos lo que sea necesario» dicen Powell y Lagarde… la frase que popularizó Mario Draghi para salvar al euro.

En una situación como la actual, con una inflación elevada que tiene sus orígenes en la pandemia del Covid-19 por las interrupciones ocurridas en las cadenas de producción y en el suministro de chips y, que se acentuó con el inicio de la guerra de Ucrania, la aparición de una nueva crisis financiera nos trasladaría a un escenario muy complicado con un “tratamiento médico” muy delicado y lleno de efectos colaterales. Hemos avanzado desde la crisis de 2008 en la utilización, sobre todo, de mecanismos monetarios de resolución de problemas (la expansión cuantitativa de entonces o la contracción cuantitativa en la actualidad )

Falta por ver si la subida vertical de tipos de interés que están generando los bancos centrales y que , por los resultados a corto plazo, no está consiguiendo atajar la inflación de manera satisfactoria, acaba provocando un problema mayor y no me refiero solo al coste asumido de la disminución de la demanda y el aumento del desempleo, sino a la generación de otra crisis. La principal causa de la caída del valor de mercado de la renta fija ha sido la subida de los tipos de interés y la restricción de crédito resultante también ha favorecido el inicio de esta nueva crisis bancaria.

Si el problema es un shock de oferta, habrá que atacarlo directamente, las políticas restrictivas fiscales y económicas ayudarán a reducir y contener la inflación pero no la van a solucionar de raíz. La espiral precios-salarios ya está empezando a afectar con cierta intensidad a la inflación subyacente, más allá de los precios de la energía, y muchos votos del sistema de bienestar occidental entran en juego.

El objetivo establecido para la inflación del 2% parece irreal en estos momentos, y habría que ser mas realista en el análisis de los problemas a largo plazo generados por la nueva «desglobalización» y «el cambio climático» rediseñando las soluciones necesarias dentro de este nuevo escenario.

No subamos tipos hasta que se estrangule el sistema.. ya nos ha pasado históricamente. ¿ Qué pasa si la inflación se sitúa en un rango cercano al 3%? Absolutamente nada.

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